martes, 10 de julio de 2018
martes, 3 de julio de 2018
Mis Castañas Asadas
Llega el invierno y con ello lluvia, frío y ropa de abrigo, pero si hay algo que creo a todos nos gusta en esta temporada son las castañas asadas.
Recuerdo de niña lo difícil que era pelarlas y cómo te quemabas los dedos cada vez... pero algo que nunca entendí, es por qué a mi madre le quedaban TAN pegadas a la cáscara... =|
Al parecer, las hervía en agua, lo que hacía que salieran convertidas en puré... Al final, me aburría tanto esfuerzo y de terminar comiendo más cáscara que nada...
Ahora de grande, me he reencontrado con las castañas y gracias a "San Google" encontré tutoriales que muestran de manera simple cómo asar castañas en casa, sin tanto cahuín:
Lo primero que aprendí es que si o si, antes de cocinarlas se deben hacer unos CORTES, ya sea a lo largo de la castaña o cortándoles sólo la punta... Esto para que con el calor no se inflen, exploten y terminen todas pegadas en las pared del horno.
Luuueeeego, en una lata limpia sin nada de materia grasa, se distribuyen bien y se cocinan unos 25 a 30 minutos dándolas vuelta de tanto en tanto para que se doren parejo.... Una vez asadas el corte se verá ligeramente más abierto.
Cosas que aprendí asando castañas.
– Da lo mismo hacer 1 corte, 3 cortes o quitar la punta de la castaña... En YouTube encontrarás MILES de tutoriales, yo probé de varias formas y al final todas dan el mismo resultado. Por lo tanto, lo que hago para facilitar la cosa, es 1 sólo corte en el MEDIO y nada más... si la idea es que tenga por donde salir el calor.
– Puedes asar cuantas castañas quieras 1 kilo, 2 kilos, 3... o las que alcancen en tu horno. Luego, las que sobren después del panzazo que te darás, jeje! las guardas en el refrigerador y duran un montón. Yo utilizo un recipiente de vidrio sin tapa.
– NO es lo MISMO comer una castaña fría que una calentita recién salida del horno... Las castañas frías son desabridas y pierden todo el encanto. Además, que cuesta más quitarles la cáscara. Para eso, saco unas cuantas del refrigerador y las meto en el horno eléctrico, una vez tibias la cáscara sale fácilmente.
– Cuando ases muchas castañas de una, no las recocines mucho porque después al enfriarse algunas se pondrán como piedra, incomibles y ni siquiera recalentándolas se ablandarán... otras en cambio, se pondrán negras y de mal sabor. Es mejor asar todo el lote por menos tiempo y a medida que se te vayan antojando terminar de dorarlas.... aunque personalmente, siento que de este modo cambia un poco el sabor.
PROCEDIMIENTO:
1. Lavar bien las castañas para quitar todo vestigio de tierra y suciedad, una vez secas realizar cortes a cada una antes de llevarlas al horno.
2. Cocer durante 30 minutos más o menos, te darás cuenta que están listas porque el corte de la cáscara se verá ligeramente más abierto... ir dándolas vueltas para que se cocinen parejo.
3. Una vez tibias podrás pelarlas muy fácil... =)
Recuerdo de niña lo difícil que era pelarlas y cómo te quemabas los dedos cada vez... pero algo que nunca entendí, es por qué a mi madre le quedaban TAN pegadas a la cáscara... =|
Al parecer, las hervía en agua, lo que hacía que salieran convertidas en puré... Al final, me aburría tanto esfuerzo y de terminar comiendo más cáscara que nada...

Ahora de grande, me he reencontrado con las castañas y gracias a "San Google" encontré tutoriales que muestran de manera simple cómo asar castañas en casa, sin tanto cahuín:
Lo primero que aprendí es que si o si, antes de cocinarlas se deben hacer unos CORTES, ya sea a lo largo de la castaña o cortándoles sólo la punta... Esto para que con el calor no se inflen, exploten y terminen todas pegadas en las pared del horno.
Luuueeeego, en una lata limpia sin nada de materia grasa, se distribuyen bien y se cocinan unos 25 a 30 minutos dándolas vuelta de tanto en tanto para que se doren parejo.... Una vez asadas el corte se verá ligeramente más abierto.
Cosas que aprendí asando castañas.
– Da lo mismo hacer 1 corte, 3 cortes o quitar la punta de la castaña... En YouTube encontrarás MILES de tutoriales, yo probé de varias formas y al final todas dan el mismo resultado. Por lo tanto, lo que hago para facilitar la cosa, es 1 sólo corte en el MEDIO y nada más... si la idea es que tenga por donde salir el calor.
– Puedes asar cuantas castañas quieras 1 kilo, 2 kilos, 3... o las que alcancen en tu horno. Luego, las que sobren después del panzazo que te darás, jeje! las guardas en el refrigerador y duran un montón. Yo utilizo un recipiente de vidrio sin tapa.
– NO es lo MISMO comer una castaña fría que una calentita recién salida del horno... Las castañas frías son desabridas y pierden todo el encanto. Además, que cuesta más quitarles la cáscara. Para eso, saco unas cuantas del refrigerador y las meto en el horno eléctrico, una vez tibias la cáscara sale fácilmente.
– Cuando ases muchas castañas de una, no las recocines mucho porque después al enfriarse algunas se pondrán como piedra, incomibles y ni siquiera recalentándolas se ablandarán... otras en cambio, se pondrán negras y de mal sabor. Es mejor asar todo el lote por menos tiempo y a medida que se te vayan antojando terminar de dorarlas.... aunque personalmente, siento que de este modo cambia un poco el sabor.
PROCEDIMIENTO:
1. Lavar bien las castañas para quitar todo vestigio de tierra y suciedad, una vez secas realizar cortes a cada una antes de llevarlas al horno.
2. Cocer durante 30 minutos más o menos, te darás cuenta que están listas porque el corte de la cáscara se verá ligeramente más abierto... ir dándolas vueltas para que se cocinen parejo.
3. Una vez tibias podrás pelarlas muy fácil... =)
miércoles, 27 de junio de 2018
Un Poco de Humor... 😁
| Foto de Igiiro🇯🇵 |
| Ilustración de Typewear |
![]() |
| La importancia de una buena redacción... =| |
| Imagen de @lifeofpaid |
sábado, 23 de junio de 2018
Como envejecer y no morir en el intento...
Parado en la terraza Octavio mira todo a su alrededor, ya había hecho los últimos preparativos y estaba todo listo para partir.
Mientras se calienta las manos en su tazón favorito y huele el vapor del café recién preparado, recuerda cómo fue la primera vez que llegó allí, un terreno lleno de tierra, piedras y troncos de árboles viejos.
Ahora su familia lo esperaba en una flamante y recién remodelada casa en la ciudad. Él no estaba de acuerdo, prefería quedarse donde había construido a pulso y casi sin herramientas todo lo que le rodeaba... pintando cada recoveco y sintiendo satisfacción cada vez.
Desde pequeño había aprendido a valerse por sí mismo y hoy a sus 70 años deseaba mantener su independencia. Su hija se oponía a que siguiera solo en aquel sitio tan apartado pero a él no le importaba, era feliz allí rodeado de naturaleza, comiendo fruta sacada al instante y revolviendo la tierra hasta conseguir una que otra hortaliza.
Rodea la casa y echa un vistazo al patio interior, el cacareo de las gallinas ahora convertido en silencio lo ponen nostálgico. Tantos recuerdos clavados en la tierra que ahora sólo se escuchan como un eco, las conversaciones de su nieta cuando tomaba el té con sus amigos invisibles en la casita del árbol, el columpio que se instalaba cada vez que venía de visita.
La venta de la casa había sido exitosa, la idea de liquidar con todo en su interior dio resultado y una pareja joven venía a instalarse en unos días más. Quizás hacía lo correcto pero aun así, sentía una pesadez en el pecho que no lo dejaba en paz.
Mientras las últimas aves anuncian la hora de dormir, Octavio entra a la casa a lavar el tazón y a mirar por última vez la cocina. Afuera el viento sopla sobre los árboles y hace murmullos al pasar a través de sus hojas. Pequeñas gotas comienzan a caer y aumentan de intensidad a medida que transcurren los minutos, en un tamborileo constante, así sin más, van y vienen golpeteando contra la ventana en ráfagas intermitentes que anuncian que pronto se avecina algo.
Finalmente, toma las llaves de la pequeña mesita cerca de la puerta donde alguna vez hubo un teléfono de disco, respira profundo, contempla por unos instantes las figuras que forman los muebles en la penumbra y se dispone a cerrar la puerta sin mirar atrás.
Mientras se calienta las manos en su tazón favorito y huele el vapor del café recién preparado, recuerda cómo fue la primera vez que llegó allí, un terreno lleno de tierra, piedras y troncos de árboles viejos.
Ahora su familia lo esperaba en una flamante y recién remodelada casa en la ciudad. Él no estaba de acuerdo, prefería quedarse donde había construido a pulso y casi sin herramientas todo lo que le rodeaba... pintando cada recoveco y sintiendo satisfacción cada vez.
Desde pequeño había aprendido a valerse por sí mismo y hoy a sus 70 años deseaba mantener su independencia. Su hija se oponía a que siguiera solo en aquel sitio tan apartado pero a él no le importaba, era feliz allí rodeado de naturaleza, comiendo fruta sacada al instante y revolviendo la tierra hasta conseguir una que otra hortaliza.
Rodea la casa y echa un vistazo al patio interior, el cacareo de las gallinas ahora convertido en silencio lo ponen nostálgico. Tantos recuerdos clavados en la tierra que ahora sólo se escuchan como un eco, las conversaciones de su nieta cuando tomaba el té con sus amigos invisibles en la casita del árbol, el columpio que se instalaba cada vez que venía de visita.
La venta de la casa había sido exitosa, la idea de liquidar con todo en su interior dio resultado y una pareja joven venía a instalarse en unos días más. Quizás hacía lo correcto pero aun así, sentía una pesadez en el pecho que no lo dejaba en paz.
Mientras las últimas aves anuncian la hora de dormir, Octavio entra a la casa a lavar el tazón y a mirar por última vez la cocina. Afuera el viento sopla sobre los árboles y hace murmullos al pasar a través de sus hojas. Pequeñas gotas comienzan a caer y aumentan de intensidad a medida que transcurren los minutos, en un tamborileo constante, así sin más, van y vienen golpeteando contra la ventana en ráfagas intermitentes que anuncian que pronto se avecina algo.
Finalmente, toma las llaves de la pequeña mesita cerca de la puerta donde alguna vez hubo un teléfono de disco, respira profundo, contempla por unos instantes las figuras que forman los muebles en la penumbra y se dispone a cerrar la puerta sin mirar atrás.
martes, 12 de junio de 2018
VOZ INTERIOR
Es necesario aprender a diferenciar la voz interior de la voz del ego porque son totalmente distintas.
La voz del EGO es esa que te martillea el cerebro, que te repite una y otra vez... haz esto, haz esto otro, anda a tal lado... Es imperativa y siempre está regañándonos. Es la que te hace dudar y tener miedo.
La voz INTERIOR es sabia, mucho más afectuosa con nosotros, es comprensiva y siempre está ahí cuando más la necesitamos... pero es justo "esa", la que nunca escuchamos. Porque suena tan despacio en nuestro interior, tan sutil, que terminamos siempre escuchando las demandas y los requerimientos del ego.
La voz del EGO es esa que te martillea el cerebro, que te repite una y otra vez... haz esto, haz esto otro, anda a tal lado... Es imperativa y siempre está regañándonos. Es la que te hace dudar y tener miedo.
La voz INTERIOR es sabia, mucho más afectuosa con nosotros, es comprensiva y siempre está ahí cuando más la necesitamos... pero es justo "esa", la que nunca escuchamos. Porque suena tan despacio en nuestro interior, tan sutil, que terminamos siempre escuchando las demandas y los requerimientos del ego.
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| Foto de Kristýna Kvapilová |
martes, 5 de junio de 2018
MI CASA DE PAPEL
De todas las series españolas que he visto hasta el momento, para mi gusto "La Casa de Papel" es lejos la MEJOR... y la que más lucas tiene también y se nota.
Todo está bien hecho y pensado, la trama, los personajes, esa cuerda que van soltando de a poco, sin que sientas que pasa el tiempo y que en tan sólo un par de capítulos te transforma en uno más del lote.
Y es que tiene la gran gracia de abordar los estereotipos que a todos nos gustan... el chiquillo tímido, inteligente y con determinación, la mujer "cojonuda" que sabe lo que quiere, el papanatas que igual nos atrae... o bien despierta ese instinto materno y de protección.
Todos cumplen un rol para que nosotros vilmente enganchemos y los amemos, porque de seguro en la vida real no estaríamos a favor de este tipo de acciones, pero en la ficción a todos nos gusta jugar a ser héroes... Finalmente, terminamos rendidos a los encantos subversivos de los protagonistas, hinchando para que no los atrapen y fabricando junto a ellos mentalmente, nuestro propio dinero.
Todo está bien hecho y pensado, la trama, los personajes, esa cuerda que van soltando de a poco, sin que sientas que pasa el tiempo y que en tan sólo un par de capítulos te transforma en uno más del lote.
Y es que tiene la gran gracia de abordar los estereotipos que a todos nos gustan... el chiquillo tímido, inteligente y con determinación, la mujer "cojonuda" que sabe lo que quiere, el papanatas que igual nos atrae... o bien despierta ese instinto materno y de protección.
Todos cumplen un rol para que nosotros vilmente enganchemos y los amemos, porque de seguro en la vida real no estaríamos a favor de este tipo de acciones, pero en la ficción a todos nos gusta jugar a ser héroes... Finalmente, terminamos rendidos a los encantos subversivos de los protagonistas, hinchando para que no los atrapen y fabricando junto a ellos mentalmente, nuestro propio dinero.
domingo, 3 de junio de 2018
No juzgue el libro antes de leer su historia...
jueves, 17 de mayo de 2018
Más que feminismo, IGUALITARISMO!
A propósito de las tomas universitarias de estos últimos días y la marcha donde la furia femenina ha salido a las calles a manifestarse en contra de los abusos que muchas mujeres reciben a diario en trabajos y salas de clases, es que recordé una escena que viví en el metro hace algunos días...
Era hora punta y como cada día, el metro venia COLAPSADO. Se para en una estación, bajan 2 se suben 7 y un tipo se coloca detrás mío… Él era de estatura más baja que yo pero se las ingenió para encajar perfecto cual "Tetrix", en mi humanidad... Ósea quedamos literalmente cucharita!
Yo me revolví como pude, intentando dar media vuelta y utilizar lo que la naturaleza tan sabiamente me dio, unos codos puntudos como lanzas que enterré en el estómago del susodicho, algo que lo hizo automáticamente retroceder y girar levemente su cuerpo...
Finalmente, luego de un incómodo momento de dos estaciones más, me bajé y me quedé con esa maldita sensación de vulnerabilidad que creo a todas las mujeres nos pasa... Me habré pasado rollos o habrá sido acoso..??
Les cuento esta historia no para hacerme la campeona, sino para demostrar que a diario las mujeres debemos lidiar con este tipo de situaciones y que muchas veces todo es tan SUTIL, que tú no sabes cómo reaccionar... o te das vuelta y le das una feroz cachetada o te quedas ahí haciéndote la desentendida, total te bajas en la siguiente estación y olvidas todo.
Y ahí se presenta el conflicto entre géneros... Si me quedo sin hacer nada, un machista diría: Ven, si le gusta que se lo refrieguen, para qué se hace la cartucha o que le pone color si vamos todos igual de apretados, esta mina histérica que se pasa rollos... Mientras una feminista diría: Esto es inaceptable, quémenlo vivo, córtenlo en cuadritos y lo fríen en una sartén.
Es decir, tanto si somos actores pasivos como activos seremos JUZGADOS de igual modo, porque querámoslo o no, estamos en extremos OPUESTOS. Es como ser de la U o del Colo... algunos desatan todo su fanatismo y se van a tal extremo de llegar a ponerse "talibanes".
Para mí, el tema pasa por buscar formas de entendimiento y respeto mutuo... Yo NO soy MEJOR que un hombre por ser mujer, los chistes feministas violentan tanto como uno machista, todos merecemos el mismo trato laboral, si las mujeres entran un día a la disco GRATIS, entonces que también exista un día en que los hombres obtengan ese MISMO beneficio.
Si me ofrecen pagar la cuenta no ofenderme... para la próxima invito yo y LO CUMPLO. Llorar y mostrar tus sentimientos no es sinónimo de flaqueza, simplemente te hace más HUMANO, que no sepa usar tacos, no me maquille y siempre ande de pantalones, no significa que soy marimacho... y así un montón más!
Hay tantas cosas que debemos arreglar como sociedad: intolerancia, ideas preconcebidas y prejuicios baratos que vienen desde el inicios de los tiempos y que lamentablemente para bien o para mal han moldeado nuestra personalidad y construido nuestro carácter... y justamente son esos prejuicios con los que ahora debemos lidiar.
No podemos seguir GENERALIZANDO que las mujeres se aprovechan de los hombres cuando hay dinero de por medio y que los hombres son más "machitos" entre más hediondos, peludos y mujeres se tiren.... La mayoría a estas alturas de los tiempos, solo BUSCAMOS igualdad y PAZ, no que se nos trate mejor sólo por ser féminas, sino que por fin aprendamos, como los primates que somos a vernos como UN TODO.
Que comprendamos de una vez por todas que no existen razas, géneros ni condiciones sociales, que debemos desempeñar nuestra labor de la mejor forma posible, no la que la sociedad nos impone... La personal, esa que llevamos dentro y que solemos no escuchar porque siempre estamos ocupados haciendo más y más DINERO.
Era hora punta y como cada día, el metro venia COLAPSADO. Se para en una estación, bajan 2 se suben 7 y un tipo se coloca detrás mío… Él era de estatura más baja que yo pero se las ingenió para encajar perfecto cual "Tetrix", en mi humanidad... Ósea quedamos literalmente cucharita!
Yo me revolví como pude, intentando dar media vuelta y utilizar lo que la naturaleza tan sabiamente me dio, unos codos puntudos como lanzas que enterré en el estómago del susodicho, algo que lo hizo automáticamente retroceder y girar levemente su cuerpo...

Finalmente, luego de un incómodo momento de dos estaciones más, me bajé y me quedé con esa maldita sensación de vulnerabilidad que creo a todas las mujeres nos pasa... Me habré pasado rollos o habrá sido acoso..??
Les cuento esta historia no para hacerme la campeona, sino para demostrar que a diario las mujeres debemos lidiar con este tipo de situaciones y que muchas veces todo es tan SUTIL, que tú no sabes cómo reaccionar... o te das vuelta y le das una feroz cachetada o te quedas ahí haciéndote la desentendida, total te bajas en la siguiente estación y olvidas todo.
Y ahí se presenta el conflicto entre géneros... Si me quedo sin hacer nada, un machista diría: Ven, si le gusta que se lo refrieguen, para qué se hace la cartucha o que le pone color si vamos todos igual de apretados, esta mina histérica que se pasa rollos... Mientras una feminista diría: Esto es inaceptable, quémenlo vivo, córtenlo en cuadritos y lo fríen en una sartén.
Es decir, tanto si somos actores pasivos como activos seremos JUZGADOS de igual modo, porque querámoslo o no, estamos en extremos OPUESTOS. Es como ser de la U o del Colo... algunos desatan todo su fanatismo y se van a tal extremo de llegar a ponerse "talibanes".
Para mí, el tema pasa por buscar formas de entendimiento y respeto mutuo... Yo NO soy MEJOR que un hombre por ser mujer, los chistes feministas violentan tanto como uno machista, todos merecemos el mismo trato laboral, si las mujeres entran un día a la disco GRATIS, entonces que también exista un día en que los hombres obtengan ese MISMO beneficio.
Si me ofrecen pagar la cuenta no ofenderme... para la próxima invito yo y LO CUMPLO. Llorar y mostrar tus sentimientos no es sinónimo de flaqueza, simplemente te hace más HUMANO, que no sepa usar tacos, no me maquille y siempre ande de pantalones, no significa que soy marimacho... y así un montón más!
Hay tantas cosas que debemos arreglar como sociedad: intolerancia, ideas preconcebidas y prejuicios baratos que vienen desde el inicios de los tiempos y que lamentablemente para bien o para mal han moldeado nuestra personalidad y construido nuestro carácter... y justamente son esos prejuicios con los que ahora debemos lidiar.
No podemos seguir GENERALIZANDO que las mujeres se aprovechan de los hombres cuando hay dinero de por medio y que los hombres son más "machitos" entre más hediondos, peludos y mujeres se tiren.... La mayoría a estas alturas de los tiempos, solo BUSCAMOS igualdad y PAZ, no que se nos trate mejor sólo por ser féminas, sino que por fin aprendamos, como los primates que somos a vernos como UN TODO.
Que comprendamos de una vez por todas que no existen razas, géneros ni condiciones sociales, que debemos desempeñar nuestra labor de la mejor forma posible, no la que la sociedad nos impone... La personal, esa que llevamos dentro y que solemos no escuchar porque siempre estamos ocupados haciendo más y más DINERO.
viernes, 11 de mayo de 2018
domingo, 29 de abril de 2018
Todo viene en pequeños paquetitos...
Muchas veces renegamos de lo que nos pasa, nos enojamos con el mundo y con nosotros mismos porque pensamos que TODO está en nuestra CONTRA, pero resulta que esto no es así... Cada cosa que experimentamos tiene un fin, una razón de ser. La vida está hecha de esa manera para que podamos vencer adversidades, aprender y conseguir metas.
Es como si tuviéramos pequeños paquetitos que se abren en el momento en que los necesitas aprender... Todo el tiempo se están presentando estas “tareas” disfrazadas de dilemas, MUCHAS son tan pequeñas que ni siquiera nos damos cuenta que estamos en ello... pero luego viene otra un poco más “pesada” porque la anterior ya la aprendimos.
La idea es ir resolviéndolas poco a poco... He ahí el secreto, sin apuro porque si no lo conseguimos VOLVEREMOS a vivir una y otra vez esa misma tarea hasta que finalmente la logremos dominar.










