viernes, 19 de noviembre de 2010

NO te culpes... NADA es en vano.

La culpa es uno de los sentimientos más duros e intensos del ser humano... todos en algún momento hemos experimentado esta sensación, que como una enredadera infernal se apodera de nosotros y no nos deja vivir.

Creo que en cierto grado la culpa es necesaria, nos refrena de actuar temeraria y de mala manera, pero también puede transformarse en patológica si está marcada por hechos de nuestra infancia que solemos exagerar en nuestra vida adulta... pero que es la culpa?

Es sentirnos decepcionados de nosotros, de lo que hacemos o hemos hecho... es creer que NO merecemos los que nos pasa... o nos dan. La culpa es algo espontáneo que viene como consecuencia de un hecho pasado... existen muchos tipos de culpa y su grado dependerá del tipo de consecuencia que “creemos que tiene” nuestra acción.

Para mí, la culpa se divide en dos grandes grupos: culpa por ALGO que hicimos, como puede ser insultar o causar daño a alguien o algo, causarnos daño a nosotros mismos o un secreto placer... pero también podemos sentirnos culpables porque tenemos POCA valoración de nosotros mismos y esto nos hace creer que no merecemos tanta atención de parte de los demás... como cuando alguien es demasiado generoso con nosotros o somos admirados y creemos no tener los méritos.

Independiente de cual sea la culpa, esta se relaciona con la visión más o menos distorsionada que tenemos de nosotros mismos, imagen que generamos en nuestra infancia "gracias" a experiencias aprendidas y a nuestros padres. Son ellos los que moldean nuestra forma de ser, son ellos los que nos transmiten gran parte de sus miedos y forman nuestras culpas futuras...

Por ejemplo, si tus padres fueron excesivamente exigentes y nunca celebraron tus “hazañas” infantiles o se mostraron orgullosos por tu trabajo, tu JAMÁS valorarás lo que haces... serás un perfeccionista empedernido, inseguro de todo y por ende sentirás culpa de tus logros. Si sufres de agresiones constantes, lo más probable que en el futuro no puedas aceptar la generosidad de otros por creer no merecerla.

La culpa es un trabajo constante y personal, de aceptar nuestra imperfección sin lamentarnos por los resultados... comprender que todo tiene un fin, una razón de ser, que ninguna experiencia es perdida y que es mejor actuar que quedarse parado esperando que las cosas sucedan... porque lo hecho siempre trae una enseñanza, siempre será para nuestro bien.

La tarea está en aprender del proceso, de nuestros errores y recordar que al final, es la sumatoria de experiencias lo que en definitiva cuenta. Son ellas las que contribuyen a desarrollar nuestro plan superior.

Perrito divertido