jueves, 17 de marzo de 2022

SILVER FACTORY

Relatos Perrunos
Imagen de Viernes creativos El Bic Naranja

Ahí parado en un rincón y sin muchas intenciones de moverse, Charlie se aferra al paquete que debe entregar en la 5ta planta de la calle 47 en Midtown.

Ve como el mundo delante se estremece a los compases rítmicos de una guitarra y el ensordecedor golpe de las baquetas. Todo el lugar está teñido de luz, esferas que se mueven al ritmo de la música, luces que parpadean dando extrañas formas a los rostros que allí pululan.

En el momento que decide dar el primer paso, aparecen de la nada hombres y mujeres, ataviados con vestimentas estrafalarias o elegantes atuendos de cuello alto y corbata al tono.

Al instante, lo envuelven, lo abrazan, le preguntan su nombre y ríen felices de verlo. Charlie, sin entender lo que pasa, intenta esbozar una palabra pero solo se escucha una jerigonza que a los que están a su lado les parece de lo más “cool”.

–Que hermoso arte traes entre tus manos –Pregunta uno del lote.

–Afsdy rrssurffh!! –Contesta Charlie, intentando explicar que es un paquete para el Sr Warhol.

–Es la máxima expresión de arte de masas que jamás haya visto. –Dice otro, vestido con un traje gris ajustado y lentes oscuros.

–Tú debes ser la nueva promesa que estábamos esperando... y lo abrazan entre todos, entrelazando sus cuerpos con el de Charlie, que otra vez intenta dar una explicación, pero finalmente se deja llevar por los halagos del momento.

Le quitan de las manos la caja, la observan con atención, la dan vuelta. Se la pasan entre ellos y cada uno expresa su parecer al respecto.

–¡¡Esto es magnífico, amigo!! ¡¡Haz acertado en todas sus formas... Imagino que es solo el prototipo!!

Y con la punta de los dedos, da unos golpecitos en el antebrazo de Charlie:

–Debes hacer unos 50 de estos!! No, no, no, mejor que sean 100... pero con las mismas características y tipografía.

–Quizás podrías cambiar el color del envoltorio... –suelta otro a la pasada, que con el brazo estirado y los ojos entornados, sostiene la caja en alto y la hace girar de un lado a otro para apreciar todo sus detalles.

Una vez en el centro de la enorme planta, Charlie observa que todo a su alrededor es aún más extravagante. El ruido es ensordecedor, parejas bailan al compás de la música, mientras otros conversan y sueltan risotadas espontáneas.

Las paredes y el techo están completamente tapizados de láminas plateadas y hay cuadros en los muros y también apilados en el suelo.

El grupo conduce a Charlie a un sillón. Lo abrazan, lo besan y lo dejan ahí aparentemente solo... pero a su lado, hay gente que automáticamente hace espacio para que se acomode.

Mira hacia todos lados, no tiene idea cómo salir de ahí o en qué momento se metió en tamaño lio. Su jefe, de seguro lo echa cuando sepa que no volvió al trabajo.

Los que están ahí, al parecer llevan un buen rato en ese sillón y le ofrecen una copa de vino que él acepta y se toma al seco.

Pronto llega como una nube, su nuevo grupo de amigos provistos de todo tipo de artilugios y golosinas para pasar un buen rato hablando del poder de la nada y cómo el mundo acelerado, ha terminado con el deseo de hombres y mujeres que actúan como zombis movidos por el espíritu de consumo.

Una chica ataviada con un bonito vestido de flores, que hace juego con un pañuelo al tono que amarra su oscura melena, corre con el brazo todo lo que hay encima de una pequeña mesa y dispone en su lugar, unas charolas de plata pulidas y adornadas con florituras y dibujos.

Observa a Charlie que aún sostiene la caja entre sus manos y con una sonrisa se la quita y a cambio le entrega una copa de licor.

¡Saca la lengua! –Le ordena con mirada cómplice. Era una chiquilla de rasgos muy bellos. ¿¿Cómo iba a resistirse a tamaña petición??

Todos los que están a su alrededor. Algunos sentados, otros de pie, levantan sus copas, beben y conversan. Charlie que no entiende una palabra de lo que hablan, comienza a sentir una ligera comezón. Como si un enano se hubiera metido en su cabeza y con una pluma le hiciera cosquillas en el cerebro.

Su primer instinto es quedarse ahí sin moverse, pero siente que la gente a su alrededor lo mira como si fuera un bicho raro. La calidez del recibimiento ahora se transforma en caras de reproche.

Una vez de pie, se topa con imágenes que se mueven y deforman con cada pestañeo. Espejos lo absorben, lo tragan, lo escupen y su reflejo se triza de mil formas distintas.

Los amigos del sillón, permanecen sentados y levantan sus copas celebrando cualquier cosa que pasa cerca.

Charlie se detiene frente a una máquina que se activa cuando alguien se acerca y emite un extraño sonido. Le parece un artefacto de lo más peculiar y al intentar tocarla siente que su mano se quema.

–¡Súbete! –Le dice uno que está cerca mirando lo que hace. Quizás te lleve a lugares donde jamás has estado...

–¿Tú ya la probaste? –Pregunta Charlie algo confundido.

–¡Pues, claro! Todos los que estamos aquí, nos hemos subido alguna vez para descubrir cuál es nuestro lugar en este mundo y nuestro propósito de vida.


Envalentonado como estaba y a pesar del calor que emanaba la máquina, levanta una pierna y pasa sus manos sobre el manubrio. De inmediato, escucha cómo resuena el motor y cómo se afinan válvulas y engranajes con cada aceleración.

A penas sube los pies, ingresa a un camino sinuoso, llano y prístino. La aridez del lugar contrasta con el murmullo de gente que había hace tan pocos segundos.

A lo lejos se distingue un bar y automáticamente decide parar. Una vez dentro, todos se dan vuelta y lo miran de pies a cabeza. Una mujer detrás de un mesón saca lustre a un vaso:

–¡Oye, niño! ¿Vas a tomar algo?

–¡¡Nooooooo, gracias, ya ha sido suficiente!! –Responde Charlie levantando una mano en señal de disculpas.

Al fondo, un grupo juega al billar:

–¡¡Es una máquina espectacular!! –Dice un brabucón de musculosa y cabeza rapada.

–¡¡Te retamos una partida!! Si nos ganas, te quedas con cualquiera de nuestras motos. –Dice otro igual de feroz.

Charlie, otra vez metido en un lio del que no sabe cómo salir, se desase en explicaciones:

–¡¡Es que... eeeeeehh, mmmmmm!! ¡¡Lo siento, no puedo hacer tal cosa, me la acaban de prest...!!

Y en ese preciso instante, se acercan tres tipos fornidos que en andas se lo llevan afuera y le dan una paliza que jamás imaginó.


Al despertar, aún aturdido y sin saber muy bien qué pasó. Mira hacia los lados y después de un par de pestañeos y bastante dolor busca cómo incorporarse, pero tiene un brazo enredado en los rayos de la moto. Lleva varias horas en esa posición, en cuclillas con la manga del sweater anudada al manubrio.

Sin poder hacer mucho, tantea con la mano libre el bolsillo del pantalón donde por fortuna, aún conserva su navaja multiuso. Corta el nudo con un brusco movimiento.

A su alrededor ya no queda nadie, salvo algunas parejas que duermen apacibles. A lo lejos, gente trabaja en lo que parece ser unos afiches de sopa enlatada.

Al pararse todo da vueltas y siente como si se hubiera tragado un cubo de arena. En la cabeza retumba una pequeña gota que cae de una tubería... click, click, click, repiquetea aquel rincón.

A tientas se acerca a la pequeña mesa donde todo comenzó y ahí, entre vasos de café, ceniceros y copas rotas, aún permanece intacto el encargo que lo había llevado hasta allí.

Sin mucho entusiasmo por buscar al destinatario, decide acercarlo a un mesón. En la pared, como en una especie de galería improvisada, fotos tipo Polaroid le revelan con horror cuantas horas lleva en el lugar.

Sin saber si dar explicaciones o pedirlas, despega una de las fotos que mira con detenimiento... se la echa al bolsillo, se quita el sweater y lo arroja a uno de los sillones de aquel estrambótico sitio.

Finalmente, agacha la vista y con tranco firme se dirige al ascensor. Aunque en realidad nadie le presta atención. Una vez dentro, echa un último vistazo a la enorme planta, ahora menos brillante de lo que recordaba. El piso desciende y lentamente, aquel espacio desaparece de su vista llevándoselo de vuelta a la realidad.


jueves, 10 de marzo de 2022

PALETA FÁCIL

Esta receta es fácil hasta para mí... Sólo se necesitan dos ingredientes, algo para batir y unos moldes para helados.

El resultado es magnífico, ligeramente cremoso sin llegar a cristalizar, incluso si se aclara con leche para hacerlo cundir.

Paletas de Manzana


Se podría usar todo el puré de manzana y agregar menos yogur... o nada, pero me parece demasiada azúcar para un postre supuestamente light.

Hay que considerar que este ingrediente contiene casi 17 gr de azúcar por cada 100 gr. Lo que es bastante, si calculamos que el contenido total de la lata son unos 600 gr.

El tema es que no se nota que estamos comiendo azúcar demás porque es algo hecho por nosotros con tan pocos ingredientes. Y quizás, ahí está el autoengaño porque pensamos que este tipo de alimento es sano y fácil de hacer, pero son justamente esos químicos los que hacen que este helado funcione.

Para compensar, utilicé yogur natural pero podría ser del sabor que quieras... No hay mayor ciencia que revolver y esperar.


INGREDIENTES:
– ½ Lata de puré de manzana. (300 gr)
– 2 Potes de yogur natural. (140 gr c/u)


PREPARACIÓN:
1. En un vaso de juguera, batir este puré de fruta con el yogur hasta que todo esté bien integrado.

2. Rellenar con esta mezcla unos moldes para helados, centrar el palito y congelar, idealmente hasta el otro día.

Paletas de Manzana


jueves, 24 de febrero de 2022

A COMEEEEER...!!

Relatos Perrunos
Imagen de Viernes creativos El Bic Naranja

–¡¡RAÚL!! Otra vez la misma historia... ¡¡Saca tu trasero de mi cara!! Te lo he dicho un montón de veces.

–¡¡Lo siento, Pepe!! Es que estamos tan apretados aquí desde que llegamos... Todo se ve tan extraño y oscuro...

–¡¡Mmmmmmm.... Ya, pero eso no te da derecho a pincharme con tu cola a cada rato!! ¿¿Oye?? ¿¿Has visto ese agujero allá arriba?? ¿¿Qué será..?? ¿¿Podrás estirarte lo suficiente para ver que hay??

–¡¡No Pepe, no alcanzo!! Pero entra algo de luz y se escuchan conversaciones de gaviotas.

–¡¡Ya estás con eso!! QUE TE DIGO YO, que ningún bicho alado te llevará para comerte... Hablemos con los vecinos mejor, a ver si alguien sabe cómo salir de aquí.

Y así fue, como Raúl y Pepe comienzan una tarea titánica de despertar en cada compartimiento de la máquina expendedora, la curiosidad por saber qué hay al otro lado de esa extraña luz.

Cada cebo, estaba distribuído en secciones y algunos crustáceos, peces y lombrices llevaban mucho tiempo allí. Se habían acostumbrado al apacible y oscuro silencio y no tenían muchas ganas de ser molestados.

Esto había formado todo tipo de grupos como peces hay en el mar. Estaba el sector más intelectual, que se dedicaba a pensar sobre el origen de la vida y la existencia del cebo en el universo. Otros, se dedicaban al “Mindfulness”, a la meditación y a ser felices... También estaba la zona de los cebos robustos, que tenían un exagerado culto al físico y practicaban la calistenia. Se las habían ingeniado para crear sus propios implementos y dedicaban muchas horas al trabajo muscular.


Raúl y Pepe con la curiosidad innata de una joven lombriz, consiguen separarse del grupo y por una pequeña rendija... y estirándose mucho, logran salir de su compartimiento y caer en una zona plana en la parte baja de la máquina expendedora.

De ahí gritan hacia todos lados y aunque al principio nadie les tomó en cuenta. A poco andar, comienzan a surgir algunas cabezas que los miran con el ceño fruncido.

–¡¡¡Ejemmm...!!! Hola a todos, somos nuevos aquí... Yo soy Raúl y este es mi amigo Pepe. Nos preguntábamos si alguien sabe qué es éste lugar y qué diablos hacemos aquí??

Una de las lombrices más antiguas decide hablar:

–Llevo bastante tiempo aquí y puedo decir con toda seguridad, que en este lugar NO PASA NADA.

Desde hace tiempo circula un rumor que de este sitio sólo salen los privilegiados y que eso lo sabremos en el preciso momento cuando se escuchen unos crujidos y pitidos provenientes del exterior. Acto seguido, una de las secciones se moverá y nosotros despediremos al cebo elegido con vítores y aplausos.

Todos creemos que nuestro destino final es un jardín con mucha tierra, agua y barro donde podremos finalmente chapotear. Además, los que se van nunca vuelven... Por lo que sin duda, deben estar en un mejor lugar.

–¿Y no tienen curiosidad por saber que hay allá afuera? –Pregunta Raúl a la concurrencia que entre tanto había aumentado.

En ese instante, se escuchan murmullos y movimientos metálicos, lo que deja a todos con el alma en un hilo.

–¡¡¡Llegó el momento!!! Vienen por uno de nosotros... ¡¡¡UUURRRRAAAAAAA!!! Gritan todos y con sus colas golpean el suelo haciendo un rítmico sonido.

Se escuchan unos pitidos y comienza a moverse justo el sector de Pepe y Raúl, pero ellos están abajo a kilómetros de distancia.

Las lombrices que se encuentran en ese lugar, se paran y estiran a la espera de ser una de las elegidas. Gritan felices ¡¡¡BRAAAVOOOO!!! ¡¡Adiós amigoooooos!! Llegamos hace poco y ya somos parte del clan de los privilegiados. De seguro, nos hemos portado muy bien para salir tan rápido de aquí. No como ese par de revoltosos... ¡¡¡ADIOOOOS, CHAAAAAOOOOO...!!! ¡¡¡Los esperamos allá afuera!!! ¡¡Saludos a todos!!

Raúl y Pepe se quedan mirando con la boca abierta. Ahora, con más determinación que nunca deciden presionar al resto para salir de allí.

–¿¿Alguna idea de cómo llegar a ese jardín del que todos hablan??

Los cebos que practican calistenia toman la palabra:

–Nosotros proponemos que con nuestra fuerza y su cooperación, podemos mover este edificio y desestabilizarlo. Una vez que caiga, todos saldremos por esa rendija que se ve allá al frente. La hemos visto moverse... aparecen y desaparecen unas extrañas lombrices que de forma coordinada sacan al elegido del interior.

De todas las secciones se escuchan cuchicheos y murmullos. Finalmente, una gran ovación da pie al plan.

Los cebos calisténicos dirigen los movimientos y todos a la vez hacen su mayor esfuerzo. En un vaivén que pronto comienza a hacerse notar, primero con pequeños temblores y luego con sacudidas cada vez más violentas.

–¡¡¡¡VAMOOOOS TODOOOOOS JUNTOS, SALTEN A LA VEEEEZ!!!! ¡¡¡1, 2... 1, 2... 1, 2... 1, 2...!!!

La máquina hace tanto ruido y se remece a tal punto, que comienzan a llegar todo tipo de aves, gaviotas, pelícanos y hasta palomas curiosas. También seres humanos se detienen a ver tamaño espectáculo.

La máquina se contorsiona de un lado a otro sin parar hasta que de pronto, pierde el equilibrio y con un gran estruendo, se hace añicos en el pavimento dejando a todos los cebos dispersos de cara al sol.

En ese instante se escucha una voz entremedio de los escombros que grita:

–¡¡¡HEEEEY PEPEEEE!!! ¿¿Y ahora, qué hacemos??


sábado, 5 de febrero de 2022

EL TARUGO

En el mundo del ciclismo y en el deporte en general, es común utilizar apodos para referirse a un compañero o rival.

A lo largo de mi período como deportista, conocí un montón y de seguro yo también tuve uno, aunque nunca me enteré.

Suelen ser apodos de lo más creativos y hay muchos que a decir verdad, dan bastante risa... Siempre y cuando al involucrado NO le MOLESTE o se sienta menoscabado, por supuesto!!

Uno que siempre me causó gracia fue “el tarugo”, no es una palabra de lo más peculiar o diferente, pero cada vez que la escuchaba me hacía reír.

Tal vez porque el portador de aquel nombre era extrovertido, dicharachero y siempre con la talla a flor de piel, pero no del tipo fanfarrón que en el ciclismo abundan. Más bien era un personaje con un temperamento, impulsivo, temerario y un pelín desquiciado.

Si alguien le proponía meterse entre las ruedas de un camión y el acoplado. Sólo por osadía y sin pensar... en tres segundos ahí estaba, saludando con la mano y haciendo todo tipo de morisquetas.

Yo era bien cabra chica y entrenaba con este grupo de ciclistas para ganar resistencia... y vaya que me hacían sufrir, pero el resultado siempre valió la pena.

Y aunque por mi poca experiencia, nunca entendí porque el cabro era tan re-loco y lo apodaban así. De todos los nombres fue el que más me quedó.

Quizás porque todos en algún momento de nuestras vidas somos así, medios tarugos para nuestras cosas... ya sea por gusto o mera curiosidad.

Relatos Perrunos
Relato inspirado en viernes creativos El Bic Naranja



lunes, 31 de enero de 2022

PALETAS DE PLATANO, MIEL Y YOGUR

Paletas de Plátano

Uno de los primeros helados saludables que aprendí a elaborar fue utilizando plátanos como base. Esto dio como resultado un helado cremoso con pocos ingredientes.

En ese momento, el desafío estaba en la consistencia... por lo que después de trozar y congelar la fruta, había que batir y agregar lo que quisiéramos: chocolate, manjar, frutos secos, yogur, coco, pulpa de fruta, mermelada... la idea era excelente y entregaba un helado bajo en calorías, nutritivo y más encima cremoso.

Ahora volviendo a esos orígenes, mezclé plátano, yogur, miel y batí en la juguera por unos minutos. En esta oportunidad, no congelé los plátanos el día anterior y más bien me dediqué a fabricar un smoothie espeso.

Sobre todo, que para una paleta no hay tanta exigencia que el helado deba ser súper – hiper cremoso. Se necesita algo estable, que se sostenga en un trozo de madera y que a su vez, no deje pelados los dientes.

Por supuesto, siempre está la posibilidad de agregar más ingredientes y creatividad. El plátano es tan versátil que se adapta a todo tipo de sabores.


INGREDIENTES:
– 2 Plátanos medianos.
– 2 Yogur Protein+ sabor vainilla. (155 gr c/u)
– 1 Cucharada generosa de miel.
– Esencia de vainilla para acentuar el sabor. (Opcional)


PREPARACIÓN:
1. En un vaso de juguera mezclar platanos trozados, yogur, miel, esencia de vainilla y batir a velocidad alta hasta que esté todo integrado.

2. Rellenar los moldes con esta mezcla, agregar el palito y congelar hasta el otro día. En este caso, el menjunje es tan espeso que no es necesario amarrar nada como la vez anterior, sólo hay que tener la precaución de lavar los palitos antes de usar, para que no se pongan porfiados y se levanten.


martes, 25 de enero de 2022

Con la cabeza en las nubes...

Relatos Perrunos
Imagen de Viernes creativos El Bic Naranja

Solía ir todos los martes a instalarse en su lugar favorito. Siempre la misma banca, en el mismo parque, a unos pasos de su hogar.

Si su sitio estaba ocupado, tenía un plan. El tercer árbol, a la izquierda de su banca preferida. Allí, se sentada en el pasto con una bolsa llena de migas de pan desmenuzadas con esmero milimétrico.

Le gustaban los martes porque disfrutaba de un agradable rato observando pájaros, paseos perrunos y familias con niños que pese a sus gritos no lograban sacarla de sus pensamientos.

En cambio los domingos, el lugar se llenaba de luces que embotaban su cerebro y transformaban ese traqueteo diario en un diálogo incesante.

No faltaba el perro amigo que se acercaba a “olisquear” qué traía entre manos. Ella, que siempre se llevó mejor con animales que humanos, solía apartar un trozo de pan para todo can, que quisiera acompañarla un rato en su viaje.

Sus familias humanas, no veían con buenos ojos que ella convidara pan a un "perro de marca" que sólo comía alimento premium.

Pero después de tantos años, estaba acostumbrada a las miradas de soslayo y a los cuchicheos a su alrededor. Vivía sola en un vecindario donde el rechazo y la desaprobación la perseguían a todos lados, especialmente cuando volvía a casa.


lunes, 17 de enero de 2022

EFECTO PANDEMIA

Relatos Perrunos
Imagen de Viernes creativos El Bic Naranja

–¿Y ustedes qué hacen aquí parados en medio de la nada? –pregunta un reportero luego de apuntarles con la cámara–. Debía averiguar sobre el colapso en los cementerios y ésta sin lugar a dudas, sería la foto que enmarcaría su artículo. Quería impresiones locales, pero se encontró con otra cosa...

–Es que estamos hartos de todo esto –largó uno de ellos, y con un tiro certero lanza una colilla desde lo alto en un orificio de la loza.

–¿Y eso por qué?

–Unos malditos científicos de la zona, descubrieron como hacer diminutos los cadáveres y ahora nadie quiere enterrar a sus difuntos. Prefieren meterlos en macetas y utilizarlos como abono para plantas. De esa forma, los muy idiotas piensan que mantienen vivos a sus seres queridos para siempre.

–Ya nada es como antes –acota el otro, moviendo la cabeza con resentimiento.


sábado, 15 de enero de 2022

HELADO DE PALETA SABOR CAPPUCCINO

Cuando partí haciendo helados, hace ya más de un año, mi meta era lograr algo saludable y cremoso que se sirviera en bolita. Al helado de paleta lo miraba bien a huevo porque según yo, con haber fabricado de niña bastaba y sobraba, pero no.

Feroz tortazo al descubrir que mis paletas no cumplían con los estándares que tenía en mente. Hay que pensar que han pasado sus buenos años y ahora también soy mucho más exigente con lo que hago.

Los helados en bolita quedaron bastante aceptables, sobre todo los elaborados con frutos secos. Ahora, el desafío estaba en realizar una paleta que no rompiera los dientes, tuviera poca caloría, buen sabor y además, sin químicos o grasa como la crema.

Mi proyecto era bien ambicioso y a decir verdad, me dio hartos dolores de cabeza. Al final, no me quedó otra que ceder un poco y decidir entre azúcar o grasa si quería un helado que no fuera una roca incomible.

Por lo tanto, entre leche evaporada, crema para batir o leche condensada, me decanté por esta última que fue la gran solución a todos mis males.


INGREDIENTES:
– 200 ml de leche sabor Cappuccino.
– 1 Cucharada grande de café instantáneo.
– 3 Potes de yogur griego. (110 gr c/u)
– 100 ml de leche condensada.


PREPARACIÓN:
1. En una cacerola a fuego bajo, disolver la cucharada de café y los 100 ml de leche condensada en la leche sabor Cappuccino, revolviendo constantemente hasta que esté todo integrado. Cuidar que la leche no se caliente demasiado para que no forme nata.

2. Vaciar esta mezcla en un vaso de juguera junto con el yogur del sabor que quieras... He probado con vainilla, natural, coco y todos quedan igual de buenos, es cosa de gustos. Batir a velocidad alta unos segundos y congelar en un bowl hasta que tome "cuerpo". El fondo será lo primero que se congele.

3. Vaciar al vaso de juguera otra vez y batir un rato hasta que todos los trozos congelados se homogenicen. Finalmente, llenar los moldes de paleta y dejar en el congelador hasta el otro día.

Es un helado que queda bastante bien. Se siente el sabor a café, y la leche condensada junto con el yogur entregan suficiente cremosidad para ser una paleta medianamente decente.


Los moldes fueron otra historia, compré unos que prometían helados maravillosos, pero a los creativos no se les ocurrió nada mejor, que hacer un agarre tan corto que se desprendía cada vez que quería sacar un helado... Aunque estuvieran hechos de un día para otro, aunque pusiera la base en agua caliente, siempre me quedaba con el chupete en la mano.

Mis Primeras Paletas Mis Primeras Paletas

Y como a veces, arreglar las cosas con 3 palos y un alambre si funciona, terminé usando unos de madera afirmados con scotch, que a decir verdad fueron una excelente solución... Helado sin palo

Paletas de Café

En YouTube he visto otras formas... como poner film o papel aluminio y directamente clavarle un palo encima, pero para mi gusto es bien difícil apuntarle y que quede centrado. La otra opción sería dejar los moldes un rato en el congelador y sacarlos a medio camino... aunque se corre el riesgo de comer la paleta con cuchara, jeje!

Imagino que cada uno tendrá sus métodos y preferencias... o utilizará unos moldes mucho más decentes que los míos. Yo por lo menos, doy por superado el desafío, y aunque esta vez utilicé café para dar sabor a la paleta, seguiré probando con otro tipo de ingredientes a ver qué más sale de toda esta historia.


miércoles, 22 de diciembre de 2021

Cuanto menos sabemos más expertos nos creemos

Todos conocemos a ese pariente chapuza que con la mejor de las intenciones desarma algún artefacto y luego le sobran la mitad de los tornillos... Derrotado, busca tutoriales en YouTube intentando arreglar lo desarreglado y finalmente, termina quedando peor.

Este efecto es conocido como "Dunning – Kruger", por el nombre de los investigadores que hace más de 20 años estudiaron a un grupo de valientes voluntarios que en nombre de la ciencia dejaron plasmada su incompetencia.

El tema es que somos muy malos para valorar nuestras capacidades y entre menos sabemos de un determinado tema, más creemos que lo hacemos estupendo. En cambio, los más capacitados y talentosos suelen infravalorarse por pensar que el resto lo hace más o menos igual de bien. Ósea, una total paradoja.

Dunning Kruger
Ilustración de Pictoline

Al principio cuando somos novatos, tendemos a no sobrestimar nuestras habilidades porque “entendemos" que somos aprendices y que estamos en una etapa de formación, pero basta un poco de lectura o práctica para creer que las sabemos todas y que ahora nada nos detiene... Puede que muchos se queden en esta etapa y terminen transformados en ese amigo al que da miedo prestarle el reproductor de discos porque lo devuelve en trocitos.

–Es que tenía un ruido extraño cuando daba vueltas...!! –Te larga con ojos resignados.

Los que superan esa etapa y continúan con el estudio, pronto DESCUBREN con horror que no tenían idea de nada y que entre más aprenden o practican menos saben del tema. Al final, la tarea se hace ENORME y terminan creyendo que no sirven, no tienen talento o que nunca lograrán ser lo suficientemente buenos... Aquí cabe la posibilidad que muchos tiren la esponja y el instrumento musical quede arrumbado en el clóset o dejen botados ciertos estudios, por ejemplo.

Si se tiene el suficiente coraje de perseverar porque nos motiva, nos gusta o nos obligan, se empieza a entender la lógica de lo que estamos aprendiendo y a pillarle el truco a eso que tan mal se nos da. Si se logra cruzar esa barrera podríamos con práctica, dedicación y tiempo, llegar a ser algo más que un aprendiz.

De este efecto no se salva nadie porque es precisamente ese punto ciego el que NO NOS DEJA tomar conciencia que somos unos completos incompetentes.... hasta que se demuestre lo contrario.

Personalmente, he pecado de esta incompetencia más veces de las que quisiera reconocer... Quizás, la única forma de lograr la excelencia sea dedicando toda la vida a un ÚNICO tema.

Mi experiencia indica que ser disperso no funciona y que si realmente se quiere ser bueno en algo y más aún destacar, la única forma sería aplicarse al 100% en ese determinado tema... y practicar, practicar y luego, practicar aún más.


domingo, 12 de diciembre de 2021

EL VIAJE

Relatos Perrunos
Imagen de Viernes creativos El Bic Naranja

Cada mañana se sentaba en el mismo sitio, sacaba su libro y se ponía a leer.

Yo, que era nuevo en la ciudad, no le di mayor importancia la primera vez que lo vi. Era sólo un pasajero más dentro de aquel vagón de tren... pero al pasar los meses, comencé a fijarme en este personaje que veía cada día al ir a trabajar.

Me preguntaba: ¿¿Qué hacía, dónde iría, qué leía con tanto afán?? ¿¿Podría concentrarse con todo ese barullo constante que nos persigue a todos lados??

Confieso que por curiosidad yo también me ubicaba en el mismo lugar, para husmear... para ver si algo de él, me indicaba que diablos hacia allí.

Al parecer, no llevaba celular porque nunca lo traía entre manos, como tantos otros a su alrededor sumidos en sus propios mundos... riendo solos de algún video, pulsando teclas a la velocidad de la luz o simplemente, compartiendo las mismas cadenas de memes y santitos de hace seis meses atrás sin acordarse que ya lo habían hecho antes.

Pero un día todo cambio, ese señor habitual en aquel asiento no apareció más. Yo continuaba ubicándome estratégicamente todas las mañanas en el mismo sitio, esperando volver a verlo... Sin él imaginarselo, se había convertido en un amigo, en un rostro conocido al que nunca me animé a saludar.

Los días continuaron y mi rutina siguió siendo la misma, pero aquel hombre de sombrero y rostro afable, nunca más lo volví a ver... ¿Le habrá pasado algo? ¿Cambió de ruta? ¿Cómo saber que diantres le sucedió?

Incluso hoy, después de tantos años, cada vez que me subo a un tren, recuerdo a aquel hombre sencillo y poco tecnológico que sin estar inmerso en este universo paralelo de las pantallas multicolores, resaltaba por sobre los demás, justamente por eso. No era uno del montón.


Perrito divertido