martes, 22 de enero de 2019

Suponer lo que no es...

En ese momento sólo pensaba en alejarme lo más rápido posible, correr por aquel pasillo lleno de puertas transparentes que empujaba a mi paso. Sentía en el bolsillo del pantalón como las cuentas del collar presionaban mi muslo al mover la pierna. Yo sólo intentaba correr lo más rápido posible, seguir hacia adelante sin mirar atrás.

Hace tan sólo un momento me encontraba parada frente a una vendedora... Verónica creo que se llamaba. Simplemente no me había querido atender, yo paciente la miraba esperando una señal, algo que me indicara que estaba dispuesta a recibir mi petición... pero no, siempre callada con su rostro hacia abajo y el ceño fruncido, intentando esquivar a como diera mis ojos que la seguían para donde fuera.

Pase mucho rato allí, hasta que simplemente no quise más. Fui en busca de alguien que recibiera mi reclamo, a cambio me encuentro con una chica que con mirada cómplice me dice que Verónica es la persona más odiosa del mundo, que ella y su hermana no la soportan y aunque son compañeras de trabajo, la solidaridad no es lo suyo.

La chica que me habla tiene el cabello largo y de color claro, su rostro es blanco y algo pecoso, sus manos gesticulan mucho y es agradable al hablar. Luego de indicarme donde debo dejar mi reclamo, paso a la siguiente sala pero esta era muy distinta al mesón con estantes donde me encontraba recién.

El lugar estaba lleno de objetos de decoración, al lado mío sobre una alfombra, veo un collar de cuentas negras, me agacho porque me produce curiosidad. Su aspecto es rustico, parece de madera y cada cuenta plana tiene una forma distinta, al pasar mi dedo por encima se siente suave pero no brilla.

En ese momento no hay nadie en la sala, miro para todos lados, doblo el collar y lo echo al bolsillo trasero del pantalón. Quizás haya cámaras de seguridad en algún lado... Ya el reclamo había quedado en el olvido, toda esa nube que invadió en un momento mi cabeza, se había disipado y sólo quería largarme de allí.

Continúo corriendo siempre en línea recta, hasta que por fin llego a la última puerta. Entro y camino hacia una pequeña mesa de vidrio que hay en una esquina de la habitación, aún siento el contacto de las piedras en mi bolsillo.

En ese momento oigo ruido y al darme vuelta, veo a una de las vendedoras de la tienda parada detrás mío, venía con otra chica tan parecida a ella que era muy difícil distinguir con cuál de las dos hablé.

Una de ellas tiene en sus manos una caja, avanza y se sienta en el elegante sillón color amarillo que se encuentra frente a mí, deja la tapa sobre el cristal y me muestra lo que trae.

Adentro hay una polera de satín de vivos colores, perfectamente doblada y puesta sobre un fino papel de seda. Me piden que me la pruebe, quieren enmendar lo sucedido pero yo no pienso dejar que se apoderen del collar..!! En ese momento, entra Verónica con los ojos redondos y la respiración entrecortada, todos la quedamos mirando pero ella no dice nada.

Las hermanas con una locuacidad envidiable se dan vuelta y siguen intentando convencerme que vaya al probador. Verónica inquieta sólo me mira, yo amable niego la petición. Luego de un rato de falsa cortesía, consigo sacarlas y cerrar la puerta mientras Verónica corre al baño.

Voy detrás de una vitrina, me agacho y saco el collar de mi bolsillo, desde ahí logro escuchar los sollozos de aquella chica que tan mal me atendió... La escucho hablar por teléfono, ahí me entero que el collar es de ella y que es una antigua reliquia familiar. Miro lo que tengo entre mis manos y en un momento de torpeza se me cae rompiéndose la parte central.

Mientras escucho la conversación, me invade la impotencia de no saber qué hacer. Finalmente, Verónica sale de su escondite y le muestro el collar que aún permanece roto entre mis manos.

Ella lo ve y se larga a llorar, me dice que desde que llegó a trabajar, las hermanas siempre han sido perversas con ella, al punto que esta vez se metieron a hurtadillas en los vestidores y sacaron lo único de valor que traía en la mochila.

Me mira con la cara teñida de lágrimas y continúa su relato...

–Como vendedoras, no nos permiten tener nada en las manos mientras estemos atendiendo público pero tampoco se hacen responsables si se nos pierde algo, aunque los casilleros no tengan llave o estén todos ocupados.

–Yaaa, pero eso es muy injusto!! Le digo mirándola con incredulidad.

–Nadie se preocupa, la tienda invierte mucho en cámaras de seguridad y vigilancia pero nosotros ni siquiera tenemos donde guardar la mochila.

En ese momento no sé qué decir, sólo pienso en cómo arreglar la situación. Verónica ya más calmada estira las manos y le devuelvo lo que había tomado sin consideración, siento como mi rostro se acalora.

Ella se quita los restos de pintura que quedaron bajo sus ojos y finalmente sonríe, yo sólo atino a devolverle esa misma sonrisa que tan gentilmente me regaló.


martes, 27 de noviembre de 2018

PESO PERDIDO

Sentada frente al refrigerador y con los codos sobre la mesa, Beatriz se dispone a cucharear lo último que queda de esa casata de helado con chocolate que tenía delante. Había estado toda la tarde engullendo cantidades monumentales de todo tipo de dulces, pasteles y chocolates. Sabía que esa era la última vez que se daría un atracón así... había subido mucho de peso y los exámenes médicos salieron mal. El doctor le dio un ultimátum, “si no paras, a este ritmo tendrás una enfermedad crónica muy pronto y eres muy joven para cargar con algo así,” le largó.

Mientras sostenía una dona, pensaba cuantas veces esa pequeña amiga la había hecho inmensamente feliz. Amaba esa sensación de apapachamiento que le daba la comida. Su madre siempre la consintió con alimento, así le demostraba su afecto. Los años pasaron y ese afecto se transformó en reproche. Si todo volviera a ser como antes... y disfrutando del último bocado de aquel pastel con arándanos, se largó a llorar. Debía parar, lo sabía. A sus 21 años muchas lucían sus mejores pilchas pero ella apenas se veía los zapatos. Mañana será el comienzo de un nuevo día, se dijo convencida mientras miraba la mesa llena de envoltorios vacíos.

A la mañana siguiente, se despertó con aquella sensación conocida, fue a la cocina por un bocadillo y ahí recordó que estaba a dieta. Una de tantas que ya había hecho sin grandes luces pero que esta vez debía dar resultados concretos. Estaba en juego mucho más que pretensión, la palabra diabetes retumbaba en su cabeza con una profundidad que no le gustaba.

La primera semana fue difícil, debía seguir un programa que el doctor le había dado y que odiaba... Contar con lujo de detalles lo que hacía cada día. Cuantas calorías, cuantas tazas de esto, cuantos miligramos de esto otro, pastillas por la mañana, hambre por la noche. Abría el refrigerador pero no encontraba nada que pudiera satisfacer esas ganas ENORMES de felicidad. Toda su familia estaba a favor del plan pero Beatriz estaba harta. Solo quería bajar y comerse una dona con chocolate, la necesitaba, se la debía.

Finalmente se decide, no había nadie en casa... Quién va a saber que se salió de la dieta?? Es más, qué importaba la dieta!! Dejaría de seguir el plan... y así comienza una lucha interna que cada vez pedía más, un demonio empalagoso que la instaba a seguir todo tal cual.

Pasaron los días y nadie sospechó, su hermano la notó rara pero no se quiso meter. Sus padres habían puesto todas sus esperanzas en que él continuaría con el negocio familiar y a veces le daban ganas de decirle un par de cosas a su hermana pero prefirió callar, porque de ella nadie esperaba nada. Siempre su lucha con los kilos y ahora este “programa” que debía apoyar.

Beatriz se siente cansada, el peso del cuerpo se esparce sobre aquel sillón donde descansa después de haber hecho ejercicio, le costaba mucho mantener este “auto plan” pero tenía sus estrategias... oler un envoltorio de chocolate, hacer elíptica hasta quedar sin aire comiendo lo mínimo y mintiéndole a los demás.

Esa noche, el ambiente de la casa estaba tranquilo, los padres venían de disfrutar una agradable cena de negocios... pronto se concretaría aquello que tanto esperaban. Al prender la luz un bulto al fondo del salón, era Beatriz desmayada. Asustados la llevan al servicio de urgencias, los médicos indican que llegaron a tiempo pero sus niveles de azúcar eran tan bajos que no saben si va a despertar, los padres de Beatriz se miran... al final, todo se reduce como siempre, en dejarlo así, en esperar.


viernes, 2 de noviembre de 2018

Monody Rider

Una aventura en trineo, un juego en línea y mucha paciencia se necesitaron para realizar este increíble video.

Sin lugar a dudas, no podrás dejar de mirar..!! ♥


Para ver el viaje en la nube, pincha AQUÍ

Si deseas ver más sincronías musicales, este es el canal que Doodle Chaos tiene en YouTube, allí encontrarás además de trineos divertidos mucha creatividad con todo tipo de objetos en movimiento.

sábado, 20 de octubre de 2018

Cuando dejemos de decir "nosotros" y "ellos"...

Cuando dejemos de lado las barreras autoimpuestas... Cuando los asuntos que hoy nos enfrentan dejen de ser "tema"...

Reflexiones
Foto de Maria Strutinskaya


lunes, 10 de septiembre de 2018

Naturaleza Curiosa

Naturaleza Curiosa
Foto de Alan McFadyen


Naturaleza Curiosa
Siempre está el que piensa diferente...


Naturaleza Curiosa
Foto de Fauzan Maududdin


Naturaleza Curiosa



Naturaleza Curiosa
Foto de Shirato Jiro


Naturaleza Curiosa
Aauuuch... =|


Naturaleza Curiosa
Foto de Fauzan Maududdin


Naturaleza Curiosa
Foto de Mark Loh


Naturaleza Curiosa
Podrías traerme un hueso más o menos así...??
@oscartheiggy


Naturaleza Curiosa
Foto de Ossi Saarinen


Naturaleza Curiosa
Foto de kinneyplace


Naturaleza Curiosa



Naturaleza Curiosa



domingo, 26 de agosto de 2018

REFLEXIONES PERRUNAS

Sabes que te has hecho mayor, cuando tomas conciencia que eres sólo un ladrillo, en un enorme muro lleno de ladrillos iguales que tú...

DogDay



viernes, 27 de julio de 2018

Viva la Salú...

El que predijo que este año sería de gripes fuertes estaba en lo cierto... yo que me jactaba de llevar 2 años y medio sin ningún resfrío, a estas alturas ya llevo tres.

Como me pareció demasiado y en este último me puse ronca y tenía la cabeza como tambor con tanta tos, fui a “Vida Integra” una red de especialidades médicas que se encuentra repartida por toda la Región Metropolitana.

Al momento de pedir hora por cuernófono y luego de preguntarme hasta el nombre del gato, me decidí por la sucursal de Bandera 101, 3er piso a pasos de calle Moneda. Hasta ahí todo bien, me atendían ese mismo día... Fantástico! me dije, así salgo de una de esto.

Luego de pagar la consulta $6.000 (gracias Fonasa) y esperar un rato, me atiende una chiquilla doctora bien nuevita. Le cuento mis malestares me revisa minuciosamente pulmones, ganglios, me hace algunas preguntas... de pasada le comento que estoy tomando Ibuprofeno para el dolor de garganta porque me alivia... Ella me mira y callada sólo escribe en el computador.

Al cabo de un rato finalmente se decide, rinofaringitis me dice y me receta tres ingredientes: un jarabe para la tos, unas pastillas con corticoides... y para que no se note pobreza (cómo voy a seguir tomando el mismo remedio que TENGO en la casa) me manda Ketoprofeno.

Mi primera impresión fue de sorpresa, me pareció raro el diagnóstico... Nunca tuve romadizo, ni estornudos. Mi mayor malestar era la tos y la afonía, pero bueno asumí nomas, ella sabe más que yo! me dije, por algo estudió.

De ahí, obediente a la farmacia: AVIATUS ($9.000) PLEXUS ($12.000) y Ketoprofeno con nombre comercial porque no había genérico ($5500). Total receta $26.500.

Pasadas unas semanas y ya aliviada, me encuentro con una amiga en el centro... andaba con una gripe del terror, llevaba 10 días de moco, tos y no mejoraba nada. Así que como buena amiga, le comento que hace unas semanas tuve “rinofaringitis”, que fui a "Vida Integra de calle Bandera", que me salió un ojo de la cara los remedios pero atienden altiro y que lo mejor de todo, me sané.

Nos fuimos a tomar un café y llamamos al Centro Médico, tenían hora para ese mismo día... de hecho la señora del call center nos pregunta que cuánto nos demoramos en llegar... 1 hora! le dijimos, (Aún quedaba mucho por conversar) estábamos a 3 cuadras. Sonrisa

Llegamos al 3er piso de calle Bandera 101, mi amiga paga la consulta $12.000 (es de Isapre, jojo!) y coincidentemente la atiende la MISMA doctora nuevita que me había atendido a mi hace un par de semanas.

Al salir, ella viene con cara de interrogación y disconformidad... No tenía un diagnóstico claro porque la doc no hablo, sólo se limitó a extender una receta y a escribir en el computador.

Me muestra el papel y resulta que eran exactamente los mismos remedios que yo tomé... el MISMO jarabe, las MISMAS pastillas, además de antibióticos y Salbutamol. Valor total receta, 35 lucas... No será mucho??


Perrito divertido