No creo que sea casualidad, que justo cuando llevamos meses de confinamiento en la Región Metropolitana, los expertos aseguren que este invierno ha sido, por lejos, el más lluvioso en décadas. Si hace tan sólo un año estábamos al borde del racionamiento eléctrico.
Lamentablemente, en Chile dependemos exclusivamente del recurso hídrico para abastecernos. Un país que convive con microclimas tan variados. Con una enorme batería solar, llamada desierto. Con vientos que le volarían la peluca a cualquiera. Con miles de kilómetros de mareas... Nop! Preferimos ocupar la poca agua dulce que nos queda, inundando áreas protegidas y rogando al cielo por un poco de lluvia.
Pero resulta que este tipo de lluvias dejaron de existir hace AÑOS... Más o menos, el mismo tiempo que lleva creciendo el parque automotriz en la capital.
El problema, según yo, es que esta cantidad exponencial de gases, formó una enorme costra en Santiago que ha impedido el paso de algún frente lluvioso estos años... Tenía que ser “algo” MUY poderoso, para que lograra atravesar, primero la cordillera de la costa, llegar al valle y caer en mínimas gotas que terminaban disueltas producto del efecto invernadero.
Sin ir más lejos, este año, no se ha sabido de emergencias ambientales y la cantidad de alertas y preemergencia han sido considerablemente inferior. Esto hace suponer, que la paralización de la ciudad, algo tuvo que ver con que nuestro aire esté un poco más respirable o que llueva como cuando éramos pequeños, algo que muchos comentan con cierta nostalgia.
Y eso que el confinamiento sólo detuvo en parte a la ciudad... Porque igual se ven vehículos circulando, igual hay personas trabajando en empresas no esenciales, igual se ven los porfiados saliendo a hurtadillas. Nunca hemos parado por completo.
Entonces me pregunto: ¿No será AHORA, el momento de cambiar la gasolina por un transporte más sustentable para la ciudad?
¿¿Acaso la naturaleza, no nos está dando señales que ESTE, es el camino que debemos seguir, para que la tierra se recupere y nosotros podamos seguir aquí??
Lamentablemente, en Chile dependemos exclusivamente del recurso hídrico para abastecernos. Un país que convive con microclimas tan variados. Con una enorme batería solar, llamada desierto. Con vientos que le volarían la peluca a cualquiera. Con miles de kilómetros de mareas... Nop! Preferimos ocupar la poca agua dulce que nos queda, inundando áreas protegidas y rogando al cielo por un poco de lluvia.
Pero resulta que este tipo de lluvias dejaron de existir hace AÑOS... Más o menos, el mismo tiempo que lleva creciendo el parque automotriz en la capital.
El problema, según yo, es que esta cantidad exponencial de gases, formó una enorme costra en Santiago que ha impedido el paso de algún frente lluvioso estos años... Tenía que ser “algo” MUY poderoso, para que lograra atravesar, primero la cordillera de la costa, llegar al valle y caer en mínimas gotas que terminaban disueltas producto del efecto invernadero.
Sin ir más lejos, este año, no se ha sabido de emergencias ambientales y la cantidad de alertas y preemergencia han sido considerablemente inferior. Esto hace suponer, que la paralización de la ciudad, algo tuvo que ver con que nuestro aire esté un poco más respirable o que llueva como cuando éramos pequeños, algo que muchos comentan con cierta nostalgia.
Y eso que el confinamiento sólo detuvo en parte a la ciudad... Porque igual se ven vehículos circulando, igual hay personas trabajando en empresas no esenciales, igual se ven los porfiados saliendo a hurtadillas. Nunca hemos parado por completo.
Entonces me pregunto: ¿No será AHORA, el momento de cambiar la gasolina por un transporte más sustentable para la ciudad?
¿¿Acaso la naturaleza, no nos está dando señales que ESTE, es el camino que debemos seguir, para que la tierra se recupere y nosotros podamos seguir aquí??