Confieso que sin esta situación de encierro en la que nos encontramos hoy, JAMÁS se me hubiera ocurrido comprar vegetales y después congelar. Mis reservas se mantenían al día, con el mínimo esfuerzo y desperdiciando sin pudor.
Creo que ahora APRECIO mucho más lo que es tener VERDURAS FRESCAS en cualquier momento, incluso me hizo replantear mis hábitos de consumo... Quizás volviendo a antiguos métodos de conservación mucho más ecológicos, tal como lo hacían las mamás.
El primer portazo que me di, fue descubrir que NO TODOS los alimentos se comportan de la misma manera una vez congelados. Algunas verduras no tienen problemas con ser arrojadas crudas al congelador. Otras en cambio mucho más “pitucas”, requieren un proceso previo de cocción.
– El tomate fue mi primera victima, al descongelarse prácticamente se hizo agua, PLOP! Incomible.
– El brócoli se mantuvo aproximadamente una semana en buen estado... pero por alguna extraña razón, aunque esté en el hielo mismo, sigue su proceso de “maduración”... Por lo tanto, a la segunda semana de congelado se veía algo raro y a la tercera, directo al tacho... No sólo tenía un aspecto sospechoso si no que además, olía mal.
– A la berenjena le pasa lo mismo, continúa madurando aunque algo más lento que el brócoli. Luego de dos semanas en el Freezer, seguía comestible. Por fuera se veía igual... por dentro, su aspecto cambió levemente a blanco percudido.
– La papa se descompone en pocos días y si la congelas cortada... peor, su interior se torna marrón y bien poco amigable.
– El sukini o calabacín a la tercera semana de hielo aún se conservaba bien, aunque tengo mis reparos... No lo habría dejado más tiempo.
Verduras que el HIELO no les hizo ni mella y DURARON un montón: Pimentón rojo, verde o del color que quieras, zapallo camote, jengibre, ajo, zanahoria, cebolla.
Otras verduras como arvejas, choclos, porotos verdes, habas, espárragos... es mejor invertir comprando directamente bolsas congeladas o conservas a prueba de todo.
Cosas que aprendí congelando verduras.
1. Casi todas las verduras se pueden congelar pero hay que tener en cuenta que sólo sirven para cocinar.
2. Las verduras que se comen crudas no pueden llegar y congelarse. Es decir, una lechuga, un pepino, un tomate, luego de tres semanas en el Freezer, nunca jamás en la vida, será una ensalada fresca... Sólo un desastre aguado y poco apetecible.
3. El proceso de congelado y descongelado cambia la composición y el sabor de la verdura. Algunas resisten mejor este cambio, sobre todo las que tienen menos agua... pero si gozas de un paladar exigente, notarás la diferencia entre un plato preparado con verduras congeladas, de otro que viene directo de la feria a la olla.
4. Precocer las verduras ayuda a que se conserven mejor en el congelador. El tiempo de cocción dependerá del tipo de vegetal y el tamaño de sus cortes. No es lo mismo zambullir una verdura entera, que cortada en trozos o rallada. Cada verdura es un mundo y tiene sus exigencias... Pasados unos minutos, inmediatamente sumergir en agua fría para frenar su cocción. Finalmente, escurrir, amononar en porciones y congelar.
5. Una vez retirada la verdura del congelador se acelera su descomposición y pierde rápidamente sus propiedades. Por lo tanto, es aconsejable preparar de inmediato y no volver a congelar.