Ayer fue la cuarta versión The Color Run en Santiago, el evento convocó a más de 25 mil personas en el frontis del Mall Costanera Center, todos movidos con un único fin: correr 5 kilómetros y mancharse de muchos colores.
La largada de la carrera estaba programada para las 9 de la mañana y como buena “Color Runner”, me aseguré de llegar lo más temprano posible y con todas las ganas puestas en pasar un rato de lo más entretenido.
En ese momento, la cantidad de gente que pululaba por los alrededores era impresionante... grandes y chicos, todos ataviados de flores, tutús, pelucas y cintillos ad hoc a la ocasión.
Finalmente, pulsera en mano me zambullí cual sirena, en aquel mar de gente para pasar los controles de acceso y entrar a la zona de acreditación. Un escenario te recibía para “hacer ambiente”, ahí saltabas y te movías al ritmo de la música y los gritos incesantes del Chico Camus.
Después de un rato y de ochocientas cincuenta selfies, ya estábamos todos prendidos y listos para partir. Cientos de globos multicolores anuncian la largada... pero pasa el rato y en el lugar donde estamos, nadie se mueve.
Largadas diferidas y un enorme cuello de botella en la salida, hacen que la partida sea eterna. Esperar, esperar, era lo único que se podía hacer, ya ni las selfies servían para pasar el rato... a esa altura estábamos todos impacientes por salir de ahí.
Por parlante anuncian con gran parafernalia la llegada de los primeros corredores que triunfantes y coloreados, terminan sus 5K. Mientras, en Ciudad Gótica... cientos continuábamos encerrados, esperando iniciar el recorrido. Aquí, hubo muchos desilusionados POR LA ESPERA. Porque funcionaba la ley del avispado y si no te colabas, podías esperar horas solo para largar.
El problema es que entre más te demoraras en partir la carrera, menos posibilidades tenías de colorear tu cuerpecito, porque simplemente en algunos sectores, el polvo de color ya se había AGOTADO. Yo partí la carrera como a las 10 y media y los puntos de color estaban completamente desabastecidos, los POCOS encargados no daban abasto con los requerimientos de tanta gente desesperada por su toque de color.
Al final, no quedaba otra que ir recogiendo del suelo lo que caía para embetunarse o directamente lanzarse un piquero y arrastrar la humanidad en busca de color. Si no lo hacías, simplemente pasabas por el control y nadie te lanzaba nada... ni una lechuga.
Para mi gusto esos fueron los dos grandes problemas que encontré en esta versión The Color Run, mucha gente, muchas ganas y buenas intenciones, pero la organización simplemente NO se la pudo.
No es posible que tengan a unos niñitos tirando el polvo de color con la mano...
Con el nivel de ganancia que tienen estos eventos, MÍNIMO debería existir un sistema de lluvia de color que te caiga a medida que pasas... algo MECANIZADO, no un humano coloreado como pitufo intentando con todas sus fuerzas dar abasto a tanta exigencia.
No discuto que la experiencia es entretenida y en la aventura, te diviertes, corres y SI QUIERES, te coloreas... pero con los avances tecnológicos, a estas alturas los genios creativos del evento ya deberían tener un método mucho más moderno, que haga de la carrera algo realmente único.
Imagino que las 25 mil personas, multiplicado por los 15 mil pesos que es el valor del Kit, lo ameritan... o es mucho pedir??
La explosión de color es lejos la parte más divertida... |