Creo que no existe ser humano sobre la tierra, por muy puro de espíritu que este sea, que no haya sentido alguna vez esa sustancia viscosa que se mezcla con nuestra sangre y la hace mucho mas espesa y oscura.
A lo largo de la vida aprendemos que siempre habrán personas peores y mejores que nosotros en todo sentido. Si tocamos un instrumento, siempre habrá otro ser humano que lo haga diez veces mejor que nosotros. Si pintamos, dibujamos, escribimos, siempre habrá otro que nos supere. Si cantamos, siempre encontraremos a alguien más talentoso, con mejor voz, con más carisma. Si estudiamos alguna materia, si tenemos una habilidad acrobática, deportiva, siempre habrá alguien que sepa más que nosotros, que nos gane. Vivimos rodeados de personas que de algún u otro modo sobresalen en actividades que nosotros no podemos o no somos capaces de hacer.
Pero cuando la envidia se torna patológica?? Cuando comienza a apoderarse ese veneno de ti, cuando ya no puedes dejar de observar a esa persona que sientes que es mejor que tu, cuando la odias a tal punto que te molesta su rostro, cuando intentas consiente o no, querer ser como ella y no puedes sacarle los ojos de encima, la imitas y quieres saber todo lo que hace... para destruirla, para pisotearla, para verla caer y demostrarle que TU eres MEJOR.
Esta emoción básica en el ser humano creo, existe a todo nivel, desde pequeños nos enojamos cuando algún niño llega con un juguete nuevo o cuando a tu vecino le dan más dinero para comprar golosinas o cuando en el colegio nuestra amiga llega con el novio que te gusta. En el mundo de la creatividad, la envidia esta presente en todo momento, artesanos y diseñadores se arañan, hablan mal entre si y se pelean por nimiedades con tal de ponerle el pie encima al otro y ser mejor... muchos no se toleran a tal punto de hacerse zancadillas y malas jugadas con tal de sacar a la competencia de encima.
Yo también en algún momento de mi vida he sentido envidia, por que una niña tiene una cara mas bonita, un mejor cuerpo o porque es mas inteligente que yo... la envidia es parte de nuestra genética, esta inserta en el ser humano desde los inicios de los tiempos y quizás, sea parte de nuestro instinto de supervivencia, una manera básica de selección natural donde las mejores especies siempre tendrán mayores posibilidades de traspasar sus genes a las nuevas generaciones... Tal vez nuestra tarea está en aprender a lidiar con esas sensaciones y darnos cuenta que no hay mejores ni peores y que como seres humanos la competencia lejos de ayudar nos divide.
Pero independiente de como sea, pareciera que la envidia también tiene que ver con el sistema de recompensa, con el deseo innato y la necesidad de aprobación que todo ser vivo posee. Es el EGO el que habla, no nosotros. Es el EGO el que se manifiesta dolido y busca maneras distorsionadas para satisfacer su sed. Manteniendo un ego saludable, no debería ser malo sentir de vez en cuando ese celo barato que nos invade cuando vemos algo que nos gustaría ser o tener... pero creo lejos de intentar aniquilar al enemigo, debemos intentar aprender de ello y descubrir nuestros propios talentos que al fin de cuentas es lo que nos hace únicos en este mundo. Ser nosotros mismos en lugar de intentar ser otro, no mirar para el lado, explotar lo que tenemos por muy poco que "creamos" que sea... ese quizás sea el secreto de la verdadera felicidad.
Todo ser humano posee ese don que lo hace especial, pero muchos se pasan la vida buscándolo simplemente porque se encuentran enceguecidos por la victimización, por un ego ennegrecido que circula como alquitrán por sus venas y que les hace hervir la piel. Vivir de ese modo insano no hace más que envenenar la sangre, la mente, el espíritu y puede hacernos sufrir mucho.
Recuerda que la inseguridad es una poderosa arma autodestructiva que puede impregnarte no solo a ti, sino también a los que te rodean.