lunes, 16 de junio de 2025

Espejismos en la oscuridad

Las cuerdas de la guitarra vibran bajo mis dedos, siento cómo mis yemas aprietan el metal y generan armonías que en este instante sólo yo puedo escuchar.

Un zumbido impaciente que se filtra a través del telón. Es un sonido que conozco bien. El preámbulo de lo que está por venir.

El mástil se siente como una extensión de mi brazo. Mis ojos se cierran y la música me arrastra lejos de este taburete y de la penumbra de las cortinas que se despliegan ante mí.

El rugido de la multitud es como un trueno. La luz del escenario me ciega por un instante, y me envuelve en un aura dorada.

Siento el peso de la guitarra contra mi pecho, la correa presiona mi hombro. Mis dedos, ágiles y precisos, se deslizan por el diapasón. La gente corea mi nombre. Sus voces son una sinfonía para mis oídos.

Mientras los focos me siguen y dibujan mi silueta, siento el calor de las miradas. Esa energía que emana de miles de corazones latiendo en un sólo compás.

Relatos Perrunos

El aire denso y cargado de nerviosismo me recuerda dónde estoy. La segunda guitarra me espera. Sus cuerdas se sienten frías. Una nota desafinada.

Las luces verdes y rojas del afinador brillan frente a mi. Se mueven de un lado a otro como una danza entre el sonido y su color. Un ajuste final en la sexta cuerda. Perfecto.

Miro la fila de pedaleras y los cables enredados como serpientes sobre una alfombra bajo el micrófono.

El telón se agita levemente. Una voz familiar resuena a mi lado: ¿Todo bien Asiento sin mirar. No es necesario. Mi trabajo está hecho.

Me deslizo en silencio entre la parafernalia. Las luces del escenario se encienden. A lo lejos, el rugido del público se funde con las voces de quienes esa noche cosecharán los aplausos.

Relatos Perrunos
Relato inspirado en el tema del concurso el Tintero de Oro


Perrito divertido